El 25 de julio de 1992 se inauguraban los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, Juan Antonio San Epifanía " Epi " recorría el último tramo con la antorcha olímpica hasta prender fuego a la flecha del arquero Antonio Rebollo. Barcelona y el mundo contenía la respiración mientras las notas de Angelo Badalamenti inundaban el Estadi Olímpic Lluís Companys, unos segundos rasgaron el aire hasta que la llama olímpica prendió el pebetero y estallaban los aplausos.
La llama olímpica iluminaba Barcelona.