viernes, 19 de septiembre de 2008

LA VUELTA.

En mi viaje a Nueva York comprobé que el síndrome de la clase turista existe, pero hay algo mucho más fuerte: el síndrome de la clase Business. El hecho es que si viajas a Nueva York en turista, la cosa te puede salir más barata, pero el dolor de piernas, de cuerpo y el malestar intenso de los primeros días no te lo quita ni el doctor House.

El Business es otra cosa. Viajando con Iberia te ponen en un asiento digno de la reina de Saba. Eso sí con todos los adelantos del siglo XXI. Es decir: pantalla personal con juegos, varios canales de TV y música, con películas muy recientes a la carta… Incluso tiene un teléfono para comunicarte, pero bueno bajo pago con tarjeta.
El asiento también se acompaña de un enchufe de corriente personal por si quieres cargar el móvil, la play o conectar el ordenador portátil.



Además, ¿cómo no? En el paquete te entregan el equipo completo de la “Señorita Pepis” con: manta, auriculares, antifaz, calcetines y kit de aseo (con líquidos no explosivos incluidos).

Pero lo más espectacular de todo es el asiento. Ancho y con un espacio para los pies suficiente para meter un equipo de fútbol sala. Lo más impresionante es que se trata de un asiento motorizado. Te sientas, empiezas a manejar el motor y, en ese momento, se empieza a estirar y subir los pies y bajar la cabeza hasta que te quedas ¡¡¡¡¡COMPLETAMENTE TUMBADO!!!!!

Si no lo ves no lo puedes creer. ¡¡¡¡IMPRESIONANTE!!!!!


Y la comida firmada por Sergi Arola que se comprendía de dos platos y postre, todo ello acompañado de buenos vinos, o champan, o lo que quieras. Después un cafetito de Colombia y unos chupitos o cacharros, y lo mejor que es todo gratis.

Así si se puede hacer un viaje de seis horas y pico, y de diez, porque se te hace corto.

GRACIAS IBERIA POR ENCHUFARNOS AHÍ.

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