domingo, 4 de enero de 2009
STOP ISRAEL.
No es una guerra, no hay ejércitos enfrentados. Es una matanza. No es una represalia, no son los cohetes artesanales que han vuelto a caer sobre territorio israelí sino la proximidad de la campaña electoral lo que desencadena el ataque.
No es la respuesta al fin de la tregua, porque durante el tiempo en el que la tregua estuvo vigente el ejército israelí ha endurecido aún más el bloqueo sobre Gaza y no ha cesado de llevar a cabo mortíferas operaciones, 256 muertos en los seis meses de supuesto alto el fuego, con la cínica justificación de que su objetivo eran miembros de Hamás. ¿Acaso ser miembro de Hamás despoja de condición humana al cuerpo desmembrado por el impacto del misil y al supuesto asesinato selectivo de su condición de asesinato sin más? No es un estallido de violencia. Es una ofensiva planificada y anunciada hace tiempo por la potencia ocupante. Un paso más en la estrategia de aniquilación de la voluntad de resistencia de la población palestina sometida al infierno cotidiano de la ocupación en Cisjordania y en Gaza a un asedio por hambre cuyo último episodio es la carnicería que en estos días asoma en las pantallas de nuestros televisores en medio de amables y festivos mensajes navideños.
No es un fracaso de la diplomacia internacional. Es una prueba más de complicidad con el ocupante. Y no se trata sólo de Estados Unidos que no es referencia moral ni política sino parte, la parte israelí, en el conflicto; se trata de Europa, de la decepcionante debilidad, ambigüedad, hipocresía, de la diplomacia europea.
Lo más escandaloso de lo que está pasando en Gaza es que puede pasar sin que pase nada. La impunidad de Israel no se cuestiona. La violación continuada de la legalidad internacional, los términos de la Convención de Ginebra y las mínimas normas de humanidad, no tiene consecuencias. Más bien, al contrario, parece que se premia con acuerdos comerciales preferentes o propuestas para el ingreso de Israel en la OCSE . Y qué obscenas resultan las frases de algunos políticos repartiendo responsabilidades a partes iguales entre el ocupante y el ocupado, entre el que asedia y el asediado, entre el verdugo y la víctima. Qué indecente la
pretendida equidistancia que equipara al oprimido con su opresor. El lenguaje no es inocente. Las palabras no matan pero ayudan a justificar el crimen. Y a perpetuarlo. En Gaza se está perpetrando un crimen. Lleva tiempo perpetrándose ante los ojos del mundo. Y nadie podrá decir, como en otro tiempo se dijo en Europa, que no sabíamos.
Firman este manifiesto, aparecido en el diario Público el 2 de enero de 2009:
Teresa Aranguren, periodista y escritora (Álava, 1956).
Santiago Alba, escritor y filósofo (Madrid, 1960).
Rosa Regás, escritora (Barcelona, 1933).
José Saramago, escritor (Portugal, 1922).
Constantino Bértolo, editor (Lugo, 1946).
Belén Gopegui, novelista y guionista (Madrid, 1963).
Carmen Ruiz Bravo, filóloga y escritora (Madrid)
Pilar del Río, periodista (Granada).
Pedro Martínez Montávez, arabista (Jaén, 1933).
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3 comentarios:
Que acabe ya esta matanza!
culpables:eeuu,israel y media europa..........pero es lo que se llama "crimines contra la humanidad"y eso muy a nuestro pesar y como muchas otras miserias no esta castigado,de momento
Mas de 300 niños muertos ya..
Israel ignoré la tregua matando a Palestinos mujeres y niños...
Una forma diabolica de mostrar musculos antes de la campaña electoral..
Creo que lo mínimo que podemos hacer es hacer un BOYCOT COMPLETO A ISRAEL
NO COMPRAR PRODUCTOS DE ISRAEL...
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